martes, 20 de julio de 2010

Breves historias sobre Obregón 2


4.- El fuerte triangulo se rompe.
Una tarde, el trio sonorense, los tres hombres mas poderosos de México, viajaba en automovil por la Ciudad de México. De izquierda a derecha iban el secretario de Hacienda y expresidente interino Adolfo de la Huerta, el entonces presidente Alvaro Obregón y el secretario de guerra Plutarco Elias Calles.
Obregón estaba de buen homor, y como era buen conversador, platicaba jovialmente. De pronto dijo como en tono de broma: -Sabes Adolfo, tu sabes dar clases de canto, puedes vivir de eso, en cambio Plutarco y yo, solo tenemos la política-.
Despues de una pausa agregó:
-¿Quién de ustedes debería sucederme?-.
Y volteando a ver a Calles expresó su deseo de que éste respondiese.
El mayor de los sonorenses no atinó a contestar y Obregón se volvio a De la Huerta.
-Pues claro que le toca a Plutarco- respondió éste con una sonrisa sincera.
Sin embargo, una sección poderosa de políticos amigos de De la Huerta no estaban de acuerdo con la presidencia de Calles y poco a poco urdieron trampas para separar a Obregon y a De la Huerta. Tras muchos intentos lograron enemistarlos y convencieron a De la Huerta para encabezar una rebelión nacional contra el gobierno. De la Huerta había sido un presidente muy popular y mas de medio pais se levanto en armas. Sin embargo De la Huerta, habil conciliador, resulto malo para la guerra, solía liberar prisioneros y respetaba al máximo bienes como los barcos mercantes o las vias de ferrocarril que era necesario destruir para evitar el avance de las tropas de Calles.
Un caso notable, fué la captura de el general Manuel Avila Camacho por tropas delahuertistas.
Estando preso, el futuro presidente de México fue conducido hasta Adolfo de la Huerta, quien le expresó en tono muy serio -General, unase a mi causa, deme su palabra de honor de que sera leal a ella y le dejaré vivir-. El general obregonista respondio -Lo lamento. No puedo darle mi palabra Señor, porque ya se la di a mi general Calles de que lucharía contra usted, y yo solo tengo una-. De la Huerta, muy conmovido abrazo al general cautivo y le dejó en libertad.
Finalmente, la gran rebelión fue derrotada en gran parte del territorio nacional por generales hábiles como Lázaro Cárdenaz. El área rebelde se redujo únicamente a la peninsula de Yucatán. De la Huerta, arto de una rebelión condenada y que iba contra su idea de desarrollo nacional, convenció a sus amigos de que necesitaba hacer un viaje de Yucatan a Tabasco en barco para negociar. Finalmente utilizó la embarcación para huir a Cuba, de donde se traslado a los Estados Unidos. Todos sus amigos murieron fusilados por los callistas, la rebelión terminó y De la Huerta vivió tranquilamente en Los Angeles dedicado a dar clases de canto.

Calles acompaña a Adolfo de la Huerta en su toma presidencial


5.- El hijo pródigo.
Desde muy temprano en el periodo segundo de la Revolución, el general Serrano fue uno de los favoritos de Obregón. EL manco de Celaya veía en el joven general, algo parecido a un hijo, que le había acompañado lealmente en los momentos mas dificiles.
Como a un buen hijo, Obregón quizo heredar su poder a este chaparrito sonorense por quien profesaba mucho cariño. Sin embargo, Serrano mostraba signos de inmadurez y solía cometer imprudencias.
Durante su mandato como presidente, Obregón decidio que Serrano necesitaba madurar así que arreglo cuanto fue necesario para que su consentido viajase a Europa con el fin de que estudiase y al final del sexenio de Calles estuviese preparado para ser un gran presidente. De esta manera Obregón caía en el mismo juego erroneo en el que cayó Diaz con sus científicos 20 años atras.
Serrano se traslado al viejo continente, donde lejos de encontrar madurez, se topo con una vida desenfrenada, llena de perversiones y una doctrina universitaria que condenaba el proteccionismo nacional y alababa el "libre mercado".
Cuando regresó a Mexico, formó parte del gabinete de calles como Secretario de Guerra y su candidatura presidencial apareció a su tiempo.
Sin embargo Obregón había cambiado de planes. Obregón se postuló como candidato presidencial y Serrano se convirtió en su rival. Serrano, preocupado por aquel cambio de parecer, se reencontro con el que fuera su protector para aclarar la situación.
El encuentro se dió en la oficina del expresidente. Serrano expuso sus argumentos, Obregon violaba el lema de la Revolucion "Sufragio efectivo, no reelexión", además él se sentia merecedor de ser presidente. Obregón fue paciente, contó a Serrano sus grandes planes para crear una cultura política en México y hacer del nacionalismo el alma del país. Serrano no comprendió el alcance de las palabras de su rival y engañado por la sobervia de sus pobres estudios se mantuvo firme.
-Espero que tengamos una justa de caballeros- dijo a manera de reproche y despedida, dio media vuelta y se dispuso a marcharse.
-¡NO!- Se apresuro a decir Obregón - Entiende que si sales por esa puerta ahora seremos enemigos, y lucharemos como éste México reclama que se luche por el poder-
Serrano titubeo ante aquella sentencia, y se detuvo un instante en su camino a la puerta. Vacilante y cabizbajo se fue.
Serrano prosiguió con su candidatura, esta vez con una campaña de desprestigio contra el que fuera su mentor y protector. A sabiendas de que no ganaría por la via pacífica, se levanto en silencio y medio ejercito le brindo apoyo. Creó un plan para prender al presidente Calles y a Obregón durante las prácticas militares, pero el gran brazo de poder de los dos Sonorenses restantes hizo notar su fuerza y el plan fracazó antes de iniciarse. Serrano huyo a Cuernavaca donde fue capturado con sus seguidores mas cercanos. Se le tuvo cautivo con ciertas comodidades y luego se le traslado a la Ciudad de México. A medio camino fue transferido de comboy. Al pasar de uno a otro, le dio su pistola al general que lo conducia diciendole - Guardemela porfavor, no creo necesitarla mas- Con una sonrisa amarga subio al carro que lo llevaría en adelante.
Esa noche, el general Serrano fue fusilado.

Calles, Serrano y Obregón durante la rebelión Delahuertista

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